Hoy estoy haciendo un doble experimento: publicando el domingo, en lugar del habitual viernes, con un nuevo formato de publicación: video.
Tuve una conversación con Andrés Felipe Arias en la que discutimos una serie de conceptos económicos, principalmente monetarios que, si bien son cotidianos, no siempre son comprendidos a profundidad. Andrés es doctor en economía y tiene una facilidad para proponernos estas reflexiones de manera exhaustiva y con muy buen contexto, que lo convierte en un interlocutor idóneo para el propósito de hoy.
Durante la conversación surgieron los conceptos de “inflación de activos” y “Efecto Cantillón” que, para mí, son aprendizajes recientes.
A continuación, mi síntesis, tras la conversación con Andrés:
La libertad económica no es un estado final, sino un continuo en el que el individuo logra minimizar su incertidumbre económica futura. Esto implica vencer el deseo de maximizar el disfrute de la riqueza1 de hoy, para lograr disminuir los efectos de situaciones adversas futuras. En la práctica se logra estableciendo un nivel mínimo de ahorro del ingreso presente e invertirlo, para tenerlo disponible para cuando sea necesario en el futuro.
Esta intención de construir la libertad económica se ve limitada por ciertas decisiones que toman los gobiernos. En algunos casos, por incentivos desalineados con el bienestar general de la población, estas decisiones causan un deterioro de la riqueza de las personas y, por lo tanto, de su capacidad de obtener libertad económica. Algunas de estas decisiones incluyen incrementar desproporcionadamente el gasto estatal, cobrar impuestos excesivos al capital o al trabajo, y emitir moneda más allá de lo que la economía lo demanda.
Un país no puede vivir de la riqueza (vender los activos de un país destruye su precio). Vivimos del ingreso que genera la riqueza; deteriorar esta capacidad es la ruta a la destrucción de una economía.
El corolario es que la maximización de la libertad económica, entendida como la definí arriba, requiere que elijamos gobernantes que entiendan que sólo el sector productivo genera la riqueza necesaria para avanzar la libertad económica de todos los habitantes. Para hacerlo, se debe minimizar la intervención del gobierno, el tamaño del estado y, como consecuencia, de las cargas impositivas y otras barreras.
El índice de precios al consumidor es un indicador creado por humanos, con limitaciones, y no recoge todo el efecto de deterioro del valor de la moneda causado por la emisión monetaria. La decisión populista de emitir para financiar un gobierno agrandado o sobre-endeudado causa una menor capacidad de consumo que, por mucho, supera al IPC que miden las oficinas de estadísticas. Al mismo tiempo, por el Efecto Cantillón, esa emisión beneficia asimétricamente a quienes están más cerca del capital, inflando los precios de los activos y generando una mayor barrera de acceso a ellos, limitando aún más la aspiración a la libertad económica.
La riqueza se mantiene con trabajo, es decir, las personas trabajamos para agregarle valor a nuestras empresas y otros activos productivos. El otorgamiento de subsidios que desestimulan el trabajo tienen como consecuencia el abandono de los activos, su deterioro y eventual incapacidad de seguir produciendo ingresos. Sólo miremos la capacidad productiva de un país como Venezuela para ver esto en la práctica. Sin ahondar en el tema, el movimiento “degrowth” es la ruta al desmoronamiento de la civilización que hemos logrado hasta ahora.
Es una paradoja que a veces sentimos que trabajamos para los gobernantes, cuando la realidad es totalmente la contraria. ¿Qué estamos haciendo, cada uno de nosotros, para cambiar esa desafortunada realidad?
Eso es todo por hoy. Gracias por leer, comentar y compartir.
Camilo
Entendamos “riqueza de las personas” como el cúmulo de activos productivos de una sociedad. Financieramente hablando, la riqueza equivale al valor de mercado de los activos (descontando los pasivos). Desde un punto de vista económico, la riqueza —o lo que los economistas llaman “capital”— es todo lo que realmente es duradero y que usamos para producir todo lo que deseamos. Son las casas reales, los edificios de oficinas, las carreteras, las tuberías de agua, las herramientas mecánicas, los automóviles, camiones, trenes, aviones, barcos, tractores, cosechadoras, maquinaria de construcción, computadoras, software, y más. También incluye las organizaciones empresariales, el conocimiento tecnológico, las marcas corporativas, las relaciones, la educación y las habilidades, y todos los demás activos intangibles que intervienen en la producción. Es cualquier cosa que sea tanto duradera como productiva, es decir, cualquier cosa que dure un tiempo considerable después de su creación y que pueda ser utilizada para producir bienes y servicios útiles.
Share this post