Hace unos seis meses, aproximadamente, incluí en mi lista de lecturas diarias a un nuevo grupo de blogueros. Algunos los incluí en el artículo sobre mi dieta de información. Empecé a notar, incluso en artículos escritos por PhDs en economía, el uso creciente de la palabra “vibes” para describir qué sienten las personas en un momento, lugar o situación.
Por estos días se me volvió más consciente la identificación de la palabra e hice la búsqueda en Google Trends para tratar de confirmar si mi percepción tenía algún componente de realidad. Encontré la siguiente tendencia en la búsqueda de la palabra “vibes”, en todas las categorías y en todo el mundo, desde 2004:
Dos puntos rápidos para señalar en la gráfica:
“vibes” nunca había sido más popular que hoy en día (pico en 100 al final de la curva)
la popularidad del término empieza a crecer aceleradamente en algún momento de 2015 o 2016
Me pareció intrigante entender por qué ha crecido tanto en popularidad el uso de la palabra pues mi reacción, al leerla, era de superficialidad y altísima subjetividad. En general, sentía el impulso a descartar las afirmaciones leídas al declararlas simple percepción y no verdades.
Luego de investigar mucho, identifiqué que “vibes” había sido comúnmente utilizado para describir cómo un sitio físico (un bar, un restaurante o una ciudad) hace sentir a las personas. Algunos estudios lo confirman.
Si regresamos a la gráfica, algo cambia en la primera mitad de los 2010s. Se empieza a observar un uso en medios que trasciende los lugares físicos. Por ejemplo, el “startup vibe” que, si bien se vive en el espacio físico de una oficina, parece describir una cultura empresarial. También encontré este otro artículo que describe un lugar físico pero no por una propiedad que tenga, sino por la experiencia que se tiene en él.
Construí este recorrido crudo y discreto del uso del término en el punto de inflexión de 2015 a 2016:
2015: artículo de AZ Central donde un decorador de interiores usa “vibe” para describir la sensación de una habitación.
2015-2016: una búsqueda en Google News sobre noticias publicadas en este período arrojan tres usos principales: referencias a juguetes sexuales, referencias al Lenovo Vibe X3, y usos relacionados con música, especialmente con hip hop (“Bitch, Don’t Kill My Vibe” de Kendrick fue lanzado en 2013).
2016: la primera noticia que aparece en la búsqueda y que usa “vibe” para referirse a una atmósfera ambiental proviene de la estación NPR de Charlotte: “Los dueños de negocios esperan que regrese la ‘vibra’ de la ciudad después de las protestas”. El artículo cita a Michael J. Smith, CEO de Charlotte Center City Partners, quien le dijo al reportero David Boraks: “Estuvo muy tranquilo el martes por la noche, pero anoche podías sentir que la vibra empezaba a volver”.
2016: publicación de negocios que utiliza el término para referirse a algo similar a la imagen de marca: “Abercrombie & Fitch ya no tiene la vibra de los ‘niños cool’, pero es demasiado tarde”.
2016: “vibe” se usaba cada vez más para referirse a algo similar a un estilo. Por ejemplo, en esta noticia sobre “La película X-MEN New Mutants tendrá una ‘vibra’ juvenil”.
2017: este artículo, “Cuando la ‘vibra’ se convierte en un problema de derechos de autor” se refiere a las cualidades que definen una propiedad intelectual.
Ustedes podrán deducir por los títulos de los artículos citados anteriormente que, en español, “vibes” tiene varias interpretaciones:
“Ambiente” o “atmósfera” - “El restaurante tenía buena vibra / buen ambiente”
“Energía” – “Ella tiene buena vibra / energía”
“Sensaciones” - “Me da malas vibras / sensaciones”
“Onda” – “¡Qué buena vibra / onda!”
También noten que todas las evidencias que encontré hacen alusión a asuntos de cultura popular (música, marcas, movimientos sociales, películas, etc.) aunque, curiosamente, mi hallazgo provino de artículos académicos y económicos. Analizando un poco más encontré que “vibes” ha evolucionado a través de una serie de fases:
Del ambiente físico al estado emocional: en 2013, nuevamente usando como ejemplo el lanzamiento de canciones como “Bitch, Don’t Kill My Vibe” de Kendrick Lamar, la palabra comenzó a utilizarse para describir estados emocionales o impresiones personales, como decir “esta persona me transmite buenas vibras”.
De la observación a la actuación: el término evolucionó de simplemente observar el ambiente a describir comportamientos y actitudes que las personas proyectan o realizan. Por ejemplo, como mencioné anteriormente, expresiones como “vibra de startup” o “sólo buenas vibras” se usan para reflejar la cultura laboral o el comportamiento personal . Este uso implica la creación activa de un ambiente emocional o social, ya sea por individuos o por grupos.
Tendencias culturales y sociales: desde 2018, la expresión “vibes” empieza a estar íntimamente ligada al auge de plataformas como Instagram y TikTok, donde se convierte en una abreviatura para tendencias en música, moda y estética. El término es utilizado para describir movimientos culturales (por ejemplo, “vibras indie” o “vibras twee”) y dinámicas sociales como los “cambios de vibra” (“vibe shifts”1), que se refieren a amplios cambios en la energía cultural o social.
Influencia algorítmica: en la medida que nuestras interacciones digitales están cada vez más determinadas por algoritmos, “vibes” ha empezado a reflejar cómo los algoritmos perciben nuestros comportamientos y preferencias. Así, las personas han comenzado a usar “vibes” para describir esa sensación abstracta y ambiental que proviene de cómo plataformas como Instagram o TikTok seleccionan contenido, contribuyendo a la popularización del término en el lenguaje cotidiano.
Poder describir la “vibra” en data recolectada de millones de interacciones cuasi-instantáneas, da pie a complementar clásicos estudios económicos y empresariales con una nueva capa, sutil y volátil, pero no menos cierta. Ahora lo reconozco en varias áreas de estudio académico como tendencias económicas y del consumidor, cultura organizacional y estudios del entorno laboral, y análisis social y cultural en la academia. Más adelante daré algunos ejemplos específicos.
En los estudios académicos, especialmente en sociología, psicología y estudios culturales, “vibes” se utiliza para explorar dinámicas sociales, comportamientos grupales y culturas digitales. Los investigadores analizan cómo las “vibras” o atmósferas emocionales colectivas influyen en movimientos sociales, comunidades en línea o tendencias en los medios digitales. La flexibilidad del término permite a los académicos discutir fenómenos sociales complejos de una manera más accesible y cercana.
La transición del término “vibes” desde la cultura pop hacia disciplinas más formales parece ser debido a su adaptabilidad. Permite explicar dinámicas emocionales, sociales y de comportamiento complejas de manera que resuenan con una audiencia verdaderamente amplia, haciéndolo valioso en discusiones predominantemente cualitativas.
Propongo que “vibes” sea una nueva capa en el modelo conceptual de Stuart Brand:
Esta nueva capa captura elementos abstractos y sensaciones, fácilmente cambiantes, de individuos y pequeños grupos, que se pueden difundir por redes sociales y que a veces establecen tendencias que pueden volverse moda. Normalmente son tan efímeros como el heroísmo de Trump el 13 de julio de 2024.
¿Recuerdan esto?
Si bien Trump parecía estar superando a un Biden incapacitado por la edad, la vibra cambió instantáneamente y pareció confirmar la supremacía de Trump. ¿Lo sintieron? Aunque la sensación fue notoria, en las encuestas no pasó mayor cosa:
Luego Biden renunció, Kamala Harris se convirtió en la pre-candidata y, nuevamente, la vibra cambió…
… pero, otra vez, en la intención de voto, muy poquito en comparación con el “vibe shift”:
La reflexión de fondo es dónde ubicar los “vibes” dentro del entendimiento real del contexto que vivimos. Con la evidencia anterior, en el proceso electoral americano, la favorabilidad subjetiva (“vibe”) no parece estar influyendo significativamente en los resultados encuestados.
Haciendo eco con nuestra reflexión del Populismo Es Moda, nuevamente confirmamos que las capas de ritmo superficiales no siempre mueven las capas más profundas de la civilización.
Pero no encuentro instrumento más adecuado para describir el entendimiento popular de los volátiles y cambiantes entornos socioeconómicos y políticos que una sensación abstracta producida por limitadas y superficiales experiencias y comportamientos (principalmente consumir y/o publicar y/o comentar en redes sociales). Esto, creo, es especialmente cierto en los lugares, como Colombia, donde la mayoría de los ciudadanos le dimos la espalda al quehacer político y ahora lo experimentamos, principalmente, a través de pantallas y las “vibras” que allí nos atrapan.
No obstante, aunque puede ser una información ligera, rápida y de fácil acceso, “vibes” nos ofrece tal nivel de abstracción y adaptabilidad que se vuelve útil para describir adecuadamente la progresión en el ambiente que tiene trascendencia. La realidad memética del “vibe”, especialmente al analizar situaciones donde la forma como las personas se sienten es altamente influyente en el resultado, no es descartable. Ejemplos:
Confianza del consumidor: las “vibras” pueden servir como un indicador para entender cuán optimistas o pesimistas se sienten las personas sobre su futuro financiero, lo que afecta sus comportamientos de gasto y ahorro. Si las personas perciben “malas vibras” pueden reducir su gasto, profundizando aún más la crisis económica.
Tendencias de inversión: en los mercados financieros, el sentimiento de mercado a menudo capturado en encuestas de inversionistas o tendencias en redes sociales pueden provocar cambios en los precios de las acciones y en los flujos de inversión, especialmente en periodos de incertidumbre donde las emociones incrementan la volatilidad del mercado.
Resonancia del mensaje político: las campañas que se alinean con las “vibras” dominantes de un momento político, como la esperanza, el miedo o la ira, tienen más probabilidades de conectar con los votantes. Las campañas populistas triunfan al alinear su mensaje con las “vibras” de los votantes descontentos, aún si las políticas propuestas no son económicamente sólidas.
Opinión pública y momentum: en una elección, comprender las corrientes emocionales, ya sea entusiasmo o apatía, puede informar las estrategias para aumentar la participación o atraer a votantes indecisos. Las campañas exitosas logran aprovechar las “vibras” de un cambio cultural o político, respondiendo de manera efectiva al sentimiento público.
Construcción de marca: las empresas que logran transmitir las “vibras” correctas pueden crear una identidad de marca que resuena emocionalmente con los consumidores. Las marcas exitosas saben que no sólo están vendiendo productos, sino experiencias, emociones y estilos de vida. Las “vibras” pueden reflejar el valor emocional asociado con una marca, como el sentido de pertenencia, bienestar o nostalgia.
Marketing basado en experiencias: en campañas comerciales, se usa el concepto de “vibras” para crear experiencias inmersivas y multisensoriales que atraen al cliente. Los eventos promocionales, las campañas publicitarias y las estrategias de marketing en redes sociales buscan generar una atmósfera que coincida con las “vibras” de la audiencia. Esta consideración es particularmente importante para las generaciones más jóvenes, que valoran mucho las experiencias por encima de los bienes materiales.
Redes sociales: las marcas pueden monitorear las “vibras” en las redes sociales para entender cómo se sienten los consumidores respecto a sus productos o servicios. Este análisis del sentimiento ayuda a ajustar campañas en tiempo real y a responder a cambios en las percepciones públicas. Además, permite a las empresas reaccionar rápidamente ante crisis o captar tendencias emergentes que puedan influir en las decisiones del consumidor ante una marca.
Influencers: ésta es una estrategia común que busca amplificar las “vibras” deseadas por la marca, promoviendo productos de una manera que se siente auténtica y alineada con los valores del público objetivo.
Creo que el hallazgo no es menor: sabíamos que nuestra capacidad para describir la realidad era limitada y que llenamos los vacíos (no pocos) con percepciones y extrapolaciones. Ahora se ha popularizado un término para declararlo abiertamente, asumiendo todo lo que implican semejantes atajos.
Mi objetivo con este artículo es aportar una nueva herramienta de comprensión y análisis. Un criterio nuevo para evaluar, sobre el cual debemos ganar consciencia temprana, pues una sensación abstracta puede viralizarse, crear tendencias y luego modas, que eventualmente influyan decisiones significativas en empresas, votantes o inversionistas. Es un nuevo data point para seguir haciendo el esfuerzo de distinguir entre el ruido y la señal.
Eso es todo por hoy. Gracias por leer, comentar y compartir.
Camilo
Término acuñado por Sean Monahan.
Muy interesante y por demás novedoso el tema que abordaste del uso de la expresión “vibra”.
Eso me lleva a reflexionar sobre el uso de los “emoji” en nuestras conversaciones escritas; que son y para que sirven? Así me respondió ChstGPT:
La palabra “emoji” proviene del japonés, y es la combinación de dos términos: “e” (絵), que significa “imagen”, y “moji” (文字), que significa “carácter” o “letra”. Literalmente, “emoji” se traduce como “carácter de imagen”.
Los emojis son pequeñas imágenes o iconos que se utilizan en medios digitales para expresar emociones, ideas, objetos o situaciones de forma visual. Originalmente surgieron en Japón a finales de los 90, pero su popularidad se ha expandido a nivel mundial con el auge de los smartphones y las aplicaciones de mensajería.
A menudo se usan para complementar o sustituir el lenguaje escrito en mensajes de texto, correos electrónicos y redes sociales, facilitando la comunicación emocional o lúdica entre los usuarios.
Gracias Camilo: como siempre, contenido muy profundo y filosófico que invita a conversar.
El lenguaje siempre ha tenido para mi cierto encanto porque es herramienta que bien utilizada genera creación o mal utilizada, destrucción. Puede aclarar o confundir y finalmente debe estar muy conectado con todos los sentidos para ser completo, tanto el mensaje como la comprensión del mismo. En esa via, no me sorprende que “vibes” lo estemos aplicando a lo animado y a lo inanimado de la misma forma y que finalmente funcione. Pienso que más allá de la palabra fría, hay un meta-lenguaje que termina dando a entender a qué se refiere. Es como palabras que usamos como comodines tipo “cool” que funciona con lo que queramos y aparentemente logra explicar bien la sensación que nos causa un ser o una cosa. También vale la pena pensar si llenarnos de palabras comodines nos lleva a transmitir con mediocridad calidades que con más riqueza de lenguaje podríamos precisar mejor y no confundir ni confundirnos.